Una jauría de caballos vagabundos.
Y salgo de mi casa y un hato de caballos sin silla se apresura al oírme abrir la puerta, como una pandilla de perros sueltos. Una muñeca colgada de cabeza me da la bienvenida a la entrada de mi calle, como una advertencia, como una esfera de navidad, como un Odín sucio y sin brazos. Sin manos. Bella y sabia sibila a la entrada de mi nueva vida. Soy feliz.
sin dormir, todavía a plenas
7/23/2010 10:01:00 p.m.
By:
Augusto Cordialo Quattrocci
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- Augusto Cordialo Quattrocci
- 1979. Durango. Uno de los mayores exponentes de nada en especial. El jugador más importante en su entorno inmediato. Detractor acérrimo y amante ingenuo de la existencia.