It's an evil fucking maze.

Esto es un puto laberinto, de eso no hay duda. Se piensa que debe haber una salida, que esa salida lleva hacia algún lado significativo, como todas las salidas; se cree que al dar la vuelta a la izquierda, siempre a la izquierda, como en todos los laberintos, se encontrará El Camino; porque se asume, ingenuamente, que uno y sólo uno es El Camino. Pero este pequeño y gigantesco retorcido laberinto está hecho de días, lugares, personas, y no termina. La salida lleva a otro laberinto, cada vez más complicado y grande que el anterior, y éste, a su vez, termina en otro laberinto. Sus paredes tapizadas de hermosos cuadros, música de Janis y Hendrix suena en los altavoces de los pasillos, pero incluso así. No queda más que recostar la cabeza, soltar los lastres, dejarse llevar por la inercia de los tubulares e iluminados túneles, deambular un rato en las sombreadas y amplias plazas, aminorar la marcha, correr, pero detenerse nunca. Disfruta el viaje, mi estimado. Sólo hay uno de éstos, y sorpresas te esperan en cada vuelta.

Ventanilla.


Una mano inmensa, apocalíptica, que da vuelta a una hoja que es más bien un desierto que no termina: blanco, hiriente a los ojos. Es subirse a un autobús con la certeza de que llegando hay algo bueno también, por más que duela la despedida de los que se quedaron en la estación. Se repasan los renglones leídos en el capítulo anterior, se hace un resumen, se sonríe o se frunce el entrecejo ante el recuerdo de tal o cual broma, ante el piquetito en el corazón de tal o cual dolor. Hay suspiros, claro. Siempre se debe suspirar ante el recuerdo del tiempo pasado entre tormentas y días claros y apenas húmedos. El camino comienza a deslizarse por las ventanillas, el pasillo es oscuro y silencioso, apenas turbado de vez en cuando por la voz baja de algún pasajero insomne, o el ronquido del que duerme bien en cualquier parte. El autobús semeja un templo. La carretera, rauda y llena de árboles, vacas, postes de luz, un fuego lejano en alguna montaña, los destinos distintos de mil personas distintas, es mi reflejo perfecto.

Noticias del Augustus.

Pues resulta que el Augusto ha emprendido un viaje. Uno que había estado posponiendo. El miedo lo paraliza a veces. A veces es su mente la que no lo deja disfrutar del paisaje, a veces son los putazos que se pone en la cabeza cada vez que le parece ir muy despacio, cada vez que siente que el camino no le regala lo que cree merecer. Pero en general va bien: confiado, contento, expectante, agradecido. El Augusto sabe que, venga lo que venga, todo será nuevo; que no importa el destino sino las revolcadas en las olas; que ya no volverá a ser el mismo ni a aceptar de la boca de nadie que la magia no existe. Se ha puesto su impermeable, ha abierto bien los ojos. Traerá postales para todos. Esperen noticias.

Salida.

Ok. Pónle que el infierno tiene una salida. Que allá al final del 9vno círculo está un viejito muy amable con uniforme de portero que te sonríe y todo el pedo. "Deja de sufrir", te dice. ¿Pero ya aprendiste todo lo que tenías que aprender? ¿ya exploraste todo lo que tenías que explorar, 'che Augusto?

¿?

¿Qué hacer cuando fallan los motores, cuando el espacio es blanco se apodera de tu cabeza? ¿Qué hacer cuando cada minuto es un golpe atronador en la mente, cuando el mundo es un vacío oscuro?

Debe haber algo adelante.

Cansado de esperar la primavera. Cansado de levantar los ojos al sol y quemarme las retinas. Una y otra vez. Y otra vez. Como una mosca contra un dulce y duro cristal. El cielo debe estar adelante, pero nadie lo sabe con certeza. Esas nubes bien pueden ser un millón de tormentas en el futuro. Elijo buscar una ventana abierta y cierta que me lleve al amanecer verdadero. Una vez que recupere mis alas. Una vez que sepa volar con un rumbo cierto sin divagar en círculos.

Isa.

Recuerda que durante el invierno las semillas duermen debajo de la tierra. Confía en tu propio proceso y espera las señales de la primavera.

Hace muchos años.

Recuerdo haber sido feliz. Un día me levanté en medio del olor del desayuno y las hermosas piernas de la mujer que amaba. El cielo y la luz a media luz de la mañana sonreían como un amigo querido. Pieles y labios suaves y dispuestos. Una televisión en algún lado. El corazón fresco. El hogar. Las sábanas limpias. No hacía tanto calor, no llovía tanto como ahora. El mundo era un regalo. Maldita sea, el mundo era un regalo.

Je ne suis pas la Lumière.

No soy la luz. Soy un hombre hecho de barro enfermo, una cicatriz en cada omóplato. Pertenezco al caos, a la eterna y revuelta marea de la vida. Pertenezco a la caída libre y eterna. Perdónese la sinceridad, escúpaseme en la mitad en la vía si el público así lo gusta, pero esto (masa informe de una masa negra sin huesos) esto es lo que soy ahora.

Beware: Monster Inside.

El hombrelobo dentro del hombre pequeño y tierno hombre de familia. El hombrelobo meándose en las margaritas, desnudo, aullando descontrolado. El cielo sobre él llorando de vergüenza: ¿qué ha pasado contigo, hermano de la verdad?, ¿por qué destruyes el precioso centro de tu corazón? El hombrelobo no sabe, no piensa, no deja de masticar y escupir lo más amado. Es un monstruo sin centro del corazón. El hombrelobo hombretormenta hombreincompleto hombresinnombre no tiene ojos: es una bola de animal y navajas que arrasa con los hermosos regalos de dios. Es pelo y sangre y excremento. El hombrelobo no es hombre. Es sólo un pobre lobo.

Double Brokenhearthed.

De pronto se rompe una botella en el piso inmaculado y todo empieza a deslizarse en un tobogán blanco rodeado de almohadas. Una promesa que te hace la noche cerrándote el ojo de un puñetazo. No hay finales felices. No hay finales. Uno quisiera que el final de la vida llegara de pronto, en la mitad de una mirada, al fondo de una cerveza, en medio de un beso enredado y sofocante, pero ¿quién va a mantener el interés en esta pedazo de interminable realidad? ¿quién tendrá la fuerza para andar descorazonado todo el tiempo, esperando algo que nunga llega, decepcionando a los que te esperan? Que los créditos finales corrieran de arribabajo, con la imagen de tus ojos como lagos de inmensa calamidad de fondo, algo que indicara el final, que nos dejara por fin en paz flotando en medio del agua tibia. Summertime sonando y algo más, no sé, algo como la navidad o el chocolate.

El Sentido de la Vida (así de huevos).

  1. El alcohol es lo que causa la alegría.
  2. La melancolía se perfila como el estado esencial del hombre en este valle de lágrimas.
  3. Ergo: pase la existencia bajo la influencia de algún estupefaciente.

Soy.

Soy éste. Es todo. Ni mejor ni peor que éste. Es todo. Ni el de mañana ni el mismo. Sólo yo y el sonido de mi respiración. Apaguen las luces que no necesito estar de pie en este momento. Sólo yo y el movimiento de las hojas con el viento. Es todo. No necesito afirmar ni negar nada. Espacio en blanco. No se tome a mal pero espacio en blanco. Sólo yo y yo conmigo.
Mi foto
1979. Durango. Uno de los mayores exponentes de nada en especial. El jugador más importante en su entorno inmediato. Detractor acérrimo y amante ingenuo de la existencia.