La Temperamental.

Crees que todo va bien, que las cosas no pueden ir mejor, que la Rueda de la Temperamental giró y ahora estás arriba de nuevo. Hasta que la limousina en la que viajas le aplasta el pie a una pequeña fan, ella te demanda, tú ni siquiera notaste el pequeño bump en tu intoxicado trayecto a los Grammy, las televisoras le regalan montones de tiempo al aire y conmiseración, tus hordas de admiradoras organizan quemas masivas, tus hordas de detractoras bailan y hacen el amor entre el humo del vinil quemado, te arranas entre el terciopelo rojo de tu siilón Venish, cambias el canal a donde nadie te conozca, lloras y aspiras tanta cocaína que la nariz te comienza a sangrar, te asustas, llamas a gritos a la servidumbre, quienes duermen estertóreos y hartos de verte en el piso entre lágrimas y heces, ahogado en alcohol y autocompasión. Nada pasa después. Te quedas dormido. Simplemente todos se quedan dormidos.

La niña ganó el Grammy a la Mejor Celebrity de la Vida Real. La canción que orgullosamente presumiste como propia en los tabloides quedó en el 256avo lugar de los rankings. Todo va mal. Todo va horrorosamente mal,.
Escribir sobre lo que se trae dentro es ser como un perro que se huele el trasero.
El deseo más caro de la humanidad para siempre en medio del aleteo de una abeja. Me siento traquilo, me siento tranquilamente, con un café entre mis garras de muerto, a observar el trasero de Afrodita cruzando la calle. La luz luce lánguida y lenta libélula leal a la luna. Es miércoles otra vez y apenas estoy alcanzando la Completa Iluminación cuando otra vez, con una sonrisa de lado, me distraigo con algo.
Mi foto
1979. Durango. Uno de los mayores exponentes de nada en especial. El jugador más importante en su entorno inmediato. Detractor acérrimo y amante ingenuo de la existencia.