El deseo más caro de la humanidad para siempre en medio del aleteo de una abeja. Me siento traquilo, me siento tranquilamente, con un café entre mis garras de muerto, a observar el trasero de Afrodita cruzando la calle. La luz luce lánguida y lenta libélula leal a la luna. Es miércoles otra vez y apenas estoy alcanzando la Completa Iluminación cuando otra vez, con una sonrisa de lado, me distraigo con algo.
sin dormir, todavía a plenas
10/20/2010 10:35:00 a.m.
By:
Augusto Cordialo Quattrocci
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
- Augusto Cordialo Quattrocci
- 1979. Durango. Uno de los mayores exponentes de nada en especial. El jugador más importante en su entorno inmediato. Detractor acérrimo y amante ingenuo de la existencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario