Supongo que se trata de una lucha constante y personal, esto de vivir. Levantarse y encontrarse la cabeza llena de instintos y paranoias, de pequeños y escandalosos demonios rojos con la cola puntiaguda y ángeles azul neón revoloteando alrededor de uno. Y pasar toda la tarde propinando knockouts, levantando a los muertos luego, acariciándolos y dándoles de comer, sólo para volver a tumbarlos en cuanto puedan pararse. Hay quien dice que es sólo cuestión de dejar de luchar, de dejarse llevar, ser algo así como un Pinocho en la corriente de un río frío y despiadado. Solución llena de sentido, sentido que pierde totalmente después, justo antes de volver a recuperarlo.


1 comentario:

el keibor de carlasñangas dijo...

prefiero "me caigo y me levanto"

jajajajaja... un saludo

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1979. Durango. Uno de los mayores exponentes de nada en especial. El jugador más importante en su entorno inmediato. Detractor acérrimo y amante ingenuo de la existencia.